sábado, marzo 28, 2009

Peter Gabriel, Diego Luna y Saul Hernndez piden aclarar feminicidios en México

El cantante mexicano Saúl Hernández (i), el músico británico Peter Gabriel (c) y el actor mexicano Diego Luna (d). Foto: EFE

Artistas, familiares de víctimas y activistas de derechos humanos pidieron el viernes al presidente Felipe Calderón a apresurar el esclarecimiento de cientos de asesinatos de mujeres ocurridos en Ciudad Juárez y Chihuahua.

El grupo que incluye a Peter Gabriel, a Diego Luna, y a Saúl Hernández de Jaguares. Patricia Cervantes, madre de una joven asesinada en Chihuahua en 2003, entregará al mandatario en una reunión privada unas 3 mil postales recolectadas durante una campaña encabezada por Gabriel para llamar la atención sobre el tema.

"Queremos asegurarnos de que ninguna otra mujer joven sufra el mismo destino" en las ciudades fronterizas de México, dijo el ex vocalista del grupo Genesis, Peter Gabriel en una rueda de prensa en la capital federal donde luego de reunirse con Calderón, ofrecerá un concierto. "Hay familias que han sufrido enormemente y ellas necesitan saber lo que verdaderamente ocurrió, necesitan recibir justicia y que se les repare el daño", agregó. Desde 1993 se han cometido en Ciudad Juárez unos 423 homicidios de mujeres, según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), muchos de ellos sin resolver. "Tenemos que invitarlo (a Calderón) a que ejerza una verdadera voluntad política, que ponga músculo y recursos en esta" causa, agregó Gabriel.

Patricia Cervantes madre de una joven asesinada, dijo que se reunió en dos ocasiones con el ex presidente Vicente Fox para exponer su caso y el de otras madres de jóvenes asesinadas, pero el entonces primer ejecutivo dijo que el asunto estaba "fuera de su jurisdicción". "Eso me decepcionó bastante. Yo, venir de tan lejos para que la primera autoridad del país, me diga eso", relató indignada la mujer con la voz entrecortada. "Yo espero que Calderón sea un poquito más humano que Fox" y ayude realmente.

"Creemos que las familias y las víctimas en Juárez tienen derecho de saber lo que está pasando y por eso estamos aquí", dijo Diego Luna, protagonista de cintas como "Y tú mamá también" y "Rudo y cursi". Ciudad Juárez, con más de un millón de habitantes, atrajo la atención nacional e internacional cuando comenzaron a aparecer cuerpos de mujeres en zonas desérticas y alejadas, algunas violadas y mutiladas. Grupos civiles y familiares comenzaron a señalar que se trataba de homicidios con un mismo patrón y posiblemente de un asesino en serie. Fox creó una fiscalía especial que concluyó a principios de 2006 que no hubo asesinatos en serie ni era la ciudad donde se han registrado más homicidios de mujeres.

Cervantes dijo que no pierde las esperanzas de que el caso de su hija Neyra Azucena se resuelva y su sobrino Miguel David Meza, encarcelado luego de que policías lo torturaran para que hiciera una "falsa confesión", sea resarcido del daño que recibió. En agosto de 2007, más de 90 congresistas estadounidenses le pidieron en una carta a Calderón que agilizara las investigaciones de los crímenes. Varias películas, con protagonistas como Jennifer López, Antonio Banderas y Ana de la Reguera, denuncian la impunidad prevaleciente en los asesinatos.

Gabriel dijo no sentirse amenazado de que se le investigue bajo el artículo 33 de la Constitución que prohibe a extranjeros inmiscuirse en asuntos de política, como actualmente hace la secretaría de Gobernación por unas declaraciones que ofreció el cantante franco-español Manu Chao, actualmente de visita en el país.

"Todos somos ciudadanos globales y tenemos una responsabilidad con nuestro corazón, con nuestra consciencia y con nuestro mundo", afirmó Gabriel

miércoles, marzo 18, 2009

México: ¿Cuánto vale la vida de una mujer?

Por: Gloria Arenas Agis
Una noche, hace más de veinticinco años, la pequeña comunidad nahua de Tepetixtla, enclavada en la Sierra de Zongolica, se encontraba reunida con el objetivo de llegar a un arreglo entre la familia de una adolescente que había sido violada y la familia del joven violador. La muchacha había ido al arroyo por agua y regresaba con dos cubetas de plástico llenas cuando el agresor la arrastró al monte, las cubetas quedaron rotas en la vereda. A pregunta expresa, la familia de la víctima pidió que se repusiera el daño causado con dos cubetas nuevas. La familia del violador convino en esto y el asunto quedó solucionado. La asamblea terminó y la gente comenzó a dispersarse. Quedé inmóvil, como la piedra que me servía de asiento. Pensé que tal vez mi forma occidental de razonar no lograba desentrañar la complejidad de lo que acababa de presenciar, que era una joven inexperta que no alcanzaba a entender otras culturas, pero nada de esto logró mitigar el impacto que sentía. Dos cubetas de plástico nuevas para reponer las que se habían roto era justo ¿y para reponer la integridad destrozada de la muchacha? Nada ¿Cuánto valía ella?

Con el transcurso de los años he llegado a la conclusión de que en el fondo del asunto no yacía una forma cultural diferente, ni los ''usos y costumbres indígenas'' respecto a la mujer. No se trataba tampoco de un hecho aislado o que raramente sucede, sino de algo que se repite constantemente, en todos los lugares, en distintas culturas, en diversos sectores, aunque revestido de diferentes maneras. El poco valor que nuestra sociedad da a las mujeres tiene varios nombres, se llama patriarcado, se llama discriminación, se llama violencia contra la mujer, se llama machismo.
En Ciudad Juárez, Chihuahua -y en todo el país- cientos de niñas, adolescentes y jóvenes son violadas y asesinadas. Sus cuerpos muestran la salvaje brutalidad con la que se les ataca. Muchas otras están desaparecidas. Cientos y cientos de ellas, hasta acumular miles de casos mientras las autoridades -hombres y mujeres- encargadas de protegerlas se preocupan más por ocultar estos crímenes y por hacerlos pasar como una situación ''normal'', que por investigarlos y evitarlos. Que gobernantes y funcionarios de todos los niveles actúen así se explica porque corresponden a un estado capitalista y patriarcal cuyos intereses hegemónicos están por encima de todo. Calderón mismo dictaminó, antes que nadie, que la causa de la muerte de Ernestina Ascencio, también indígena nahua de la Sierra de Zongolica, no fue la violación a manos de militares, como ella alcanzó a decir, sino una gastritis mal atendida. La Suprema Corte de Justicia no encontró que a Lydia Cacho se le hayan violado sus derechos gravemente. Estos mismos magistrados, en un asombroso acto de malabarismo, reconocieron graves violaciones en la represión contra San Salvador Atenco, pero al mismo tiempo eximieron de responsabilidad penal a los culpables. Las personas y organizaciones que exigen justicia para las mujeres violadas por militares en Saltillo y en Guerrero son perseguidas y amenazadas.


Tampoco son una sorpresa las posturas discriminatorias y misóginas de la derecha: pretender convertir la capacidad de concebir y ser madre de la mujer en una obligación cuyo incumplimiento sea penalizado, sólo por dar un ejemplo. Pero ¿Hasta dónde el movimiento popular, la izquierda, con posiciones políticas y sociales más progresivas, refleja el mismo machismo, el mismo desprecio? Macella (Sali) Grace Eiler tenía diecinueve años cuando llegó a nuestro país en 2007 procedente de Estados Unidos, atraída por la resonancia internacional que para entonces ya tenía la insurreción popular de Oaxaca. Solidaria participó en el movimiento oaxaqueño, conoció organizaciones y personas. Impartió talleres para niños en comunidades indígenas. Su padre y su madre vinieron a visitarla. Regresaron con la impresión de que México estaba operando de tal manera en su hija que ella estaba creciendo como ser humano. El 14 de septiembre de 2008, cuando le faltaban dos semanas para cumplir veintiún años de edad fue asesinada, su cadáver fue encontrado en San José del Pacífico, desnudo, con cuatro machetazos, signos de violencia en el cuello, sin ojos, sin cabello, la cara parecía haber sido desprendida o quemada totalmente. El número de asesinatos contra indígenas, maestros y luchadores sociales cometidos por caciques, paramilitares y policías bajo el gobierno de Ulises Ruíz es elevado, por eso, la suposición lógica fue que se trataba de un asesinato político. Pero quienes la conocían en el CIPO de Oaxaca, y un grupo de artesanos instalados en las inmediaciones del Auditorio Che en la Ciudad de México, no se conformaron ni con la versión oficial, ni con suposiciones e iniciaron una eficiente investigación que culminó con la detención del asesino en el Okupa Che y su entrega a las policías del DF y Oaxaqueña.

Lo que sucedió después es el amargo corolario de una historia de terror. La Procuraduría de Justicia de Oaxaca en un intento de ocultar su incapacidad y falta de interés en investigar el caso dijo que ya estaban sobre la pista del asesino y que de cualquier manera lo habrían detenido. Sali, victimada, no podía contar lo que sucedió, pero había muchas pruebas e indicios que hablaban por ella, sin embargo ni autoridades ni medios de comunicación recogieron los testimonios de varias personas que habían aportado la información que permitió la captura del asesino, ni realizaron una indagación profesional. ''El Imparcial'' de Oaxaca difundió una visión totalmente inventada sobre lo acontecido. Que ella era novia del asesino, que habían consumido drogas y que riñeron. La autopsia practicada al cadáver es muy deficiente. No especifica si fue violada o no, una omisión imperdonable pues todo indica que la violación fue el móvil del agresor. No explica la causa por la que el rostro estaba negro o había sido desprendido. No se practicaron exámenes toxicológicos. Tiempo después se dijo que se practicaron unos exámenes y que éstos arrojaban que había consumido drogas, pero su credibilidad es muy cuestionable porque no fueron realizados en oportunidad y más bien parece que se quiere confirmar con ellos la versión inventada y la del asesino.

Aunque la autopsia tiene varios vacíos e incongruencias el gobierno estadounidense, representado por sus diplomáticos en México, no exigió una segunda autopsia, ni mostró interés real en una investigación exhaustiva. Lo que hizo fue recomendar la incineración del cuerpo antes de que éste fuera llevado a Estados Unidos. John Gibler, escritor y periodista que ha escrito sobre diversos problemas sociales y reseñado algunos movimientos en nuestro país, se trasladó a San José del Pacífico, vió el lugar donde fue hallado el cuerpo de Saly. Entrevistó y recabó diversos testimonios, entre ellos, el de las personas que estaban con ella esa noche cuando el asesino se acercó y le ofreció llevarla a la casa de la persona que ella buscaba.
La información que recogió demuestra que el asesino y Sali no eran novios y que ni siquiera se conocían, que tampoco era adicta a drogas, ni al alcohol. Pregunté a John si su minuciosa investigación periodística había sido publicada y quedé impactada con su respuesta. No había sido pubicada porque la revista estadounidense de izquierda que se había interesado en el caso, al ver que el móvil del asesino no había sido político sino muy probablemente la violación dijo que no la publicarían. Dieron una razón: ''No se trataba de un asesinato político''. En otras palabras, la verdad sobre Sali y su muerte no merecía ser divulgada, se trataba de un feminicidio más que no era de su interés. John me platicó también que las personas que le dieron su testimonio en San José del Pacífico le dijeron que nadie había ido a preguntarles nada, ni policías, ni medios de comunicación. Lo que significaba que las versiones difundidas carecían de una indagación mínima que la sustentara y otras se basaban en lo dicho por el victimario. Él estaba sorprendido de encontrar tal indiferencia de autoridades y medios de comunicación en el país que ha logrado que la palabra feminicidio se retomara internacionalmente. ¿Cuánto valía la vida de Sali para el gobierno de Estados Unidos? ¿Cuánto valía para la revista estadunidense de izquierda que perdió interés en el caso, ''porque no era político''. ¿Cuánto valía para las autoridades oaxaqueñas? ¿Cuánto valía para los medios de comunicación que propagaron versiones falsas que culpabilizaban a Sali de su asesinato?


El 2 de noviembre de 2008, en el área metropolitana de la Ciudad de México, Libertad y el Mapache que habían sido pareja, riñeron en el interior del automóvil que ella iba conduciendo. Él empezó a golpearla, el coche se detuvo y gente que estaba en ese lugar intervino sacándolo a él del vehículo. Ella siguió conduciendo hasta su departamento. Después llegó él, entró y empezó a golpearla en el cuerpo y en la cabeza. Ella perdió el conocimiento, pero los vecinos se dieron cuenta de lo que sucedía y evitaron que la golpiza continuara. Fue llevada al hospital donde le diagnosticaron edema cerebral y contusiones diversas. Este es un caso de violencia contra la mujer entre los millones que se dan en nuestro país. Ante la indiferencia social general y de las autoridades en particular. Es común que en estas situaciones se abandone a la mujer a su suerte aduciendo que es asunto particular o familiar, como si la violencia hacia la mujer y la violencia intrafamiliar no fueran un problema social. Pero en esta ocasión lo acontencido no pasó desapercibido para el entorno cercano a ellos: el movimiento en el que ambos participan y ambos son conocidos. El hecho puso a discusión el tema de la violencia hacia la mujer e intrafamiliar como manifestaciones de poder patriarcal -que no es exclusivo de los hombres-. Dondequiera que se iba teniendo noticias del caso surgía la pregunta ¿qué hacer? Las reacciones fueron muy diferentes, un colectivo expulsó de un evento al golpeador. Otro colectivo amenazó a Libertad de que si ella hacía algo, iban a decir que ella no era compañera del movimiento social -como si eso le diera derecho a él de golpearla. La generalidad reprueba la violencia empleada por el Mapache y algunos incluso se lo han expresado directamente a él. Éste difundió una carta en la que niega ser un golpeador y se declara incomprendido. Hay quienes opinan que él es un compañero y hay que escucharlo -como si lo que él pudiera decir, justificara la golpiza que propinó a la compañera-. Y hay quienes se pronuncian por generar, a partir del hecho, una corriente de opinión de reprobación de la violencia hacia la mujer. Otras y otros opinan que es mejor callar y dejar las cosas como están para no crearse problemas. Si bien hay una postura mayoritaria de rechazo a la violencia y al machismo manifestados, ésta no se ha visto reflejada en la práctica en la misma magnitud. El caso dejó ver que existe más desconcierto que claridad ante qué hacer. Dejó ver que existen posiciones disímbolas. Sobretodo, dejó ver que no hemos podido generalizar en la izquierda -entre hombres y mujeres- un pensamiento antipatriarcal, una corriente de opinión extensa de rechazo a las prácticas de violencia contra la mujer, vengan de quien vengan. Y vuelve a plantear la necesidad de profundizar la reflexión sobre el tema.


¿Es que el cálculo político prevalece sobre la integridad de una mujer? ¿Cuál es la importancia que damos a combatir el patriarcado? ¿Qué tanta importancia da la izquierda a la lucha contra la violencia hacia la mujer? ¿Consideramos parte del movimiento popular a los grupos no gubernamentales que atienden a mujeres, niñas y niños víctimas de violencia, de explotación sexual y de pederastia; a quienes luchan por poner un alto a los feminicidios y desapariciones no políticas? ¿Qué grado de contradicción existe en la izquierda entre nuestras -en mujeres y hombres- convicciones feministas y antipatriarcales y nuestra práctica -política y privada- cotidiana?

El recuerdo de aquella reunión en Tepetixtla de hace más de 25 años llega una vez más a mi mente. Obviamente en la capital del país y en el siglo XXI existen personas para quienes la vida de una mujer no vale ni siquiera dos cubetas de plástico. ¿Cuántas historias como ésta se repiten en todos los ámbitos sin importar cultura, clase social o ideología? ¿En el movimiento popular hay ejemplos de colectividades que han encontrado cómo realizar esfuerzos prácticos en pro de la equidad entre géneros. Recuerdo haber leído en el Encuentro de Mujeres Zapatistas y los Pueblos del Mundo: Comandanta Ramona realizado en Chiapas a fines de 2007, a una pregunta realizada por una de las presentes sobre qué hacían las Zapatistas cuando un hombre maltrataba a su mujer, las expositoras contestaron que el grupo de mujeres de la comunidad iba a su casa y hablaba con él. En Apizaco, Tlaxcala el Colectivo Apizaco de Trabajadoras Sexuales sostiene que venden placer, no su cuerpo, su cuerpo es de ellas, rechazan a los padrotes igual que a la extorsión policíaca y a los planes de gobierno de la Ciudad de ponerlas al servicio de inversionistas que pretenden explotar su trabajo. Han logrado protegerse, cuidarse y solidarizarse unas con otras en vez de competir entre ellas. De estos esfuerzos y otros más, podríamos aprender.

Sin embargo el patriarcado está tan compenetrado en todos los ámbitos de nuestra sociedad que el movimiento popular no es la excepción. La lucha que se da para combatirlo aún no es lo suficientemente extensa y profunda como para reflejar un cambio sustancial y distamos mucho de poder decir que vamos ganando la partida en la creación de un mundo en el que mujeres y hombres nos relacionemos sin desprecio ni discriminación, sin dominación ni violencia. Necesitamos conocer más historias de personas y colectividades que llevan a la práctica esfuerzos de combate a la violencia contra la mujer, esfuerzos liberadores del machismo y del dominio patriarcal. La igualdad de género no es algo que se de por añadidura en la práctica de los movimientos de izquierda, ni se dará en automático en un sistema no capitalista. Es algo que tenemos -hombres y mujeres- que construir desde ahora. No hay congruencia si afirmamos que queremos una sociedad sin discriminación ni machismo en el futuro, pero al mismo tiempo no hacemos nada para construirla desde abajo.

lunes, marzo 09, 2009

En Mexico 264 feminicidios en 3 Meses (agosto-diciembre 2008)


El Estado de México es la entidad que más feminicidios registra, sin embargo, en estados como Morelos y Sinaloa se comete el mayor número de asesinatos contra mujeres y niñas por motivos de discriminación y odio, indica el informe "Una Mirada del Feminicidio en México: agosto-diciembre de 2008". En México se han registrado en tan sólo tres meses 264 feminicidios, alertó el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).

El observatorio --conformado por 43 organizaciones en 17 estados del país-- hizo un llamado a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA) para que ejerza su facultad de atracción a fin de esclarecer los casos de feminicidio sexual sistémico y sin especificar (que representa 40% de los casos analizados) para lograr un debido acceso a la justicia de las mujeres. Sin embargo, para este estudio no se logró tener información de todo el país, ya que el estudio sólo incluye información de 12 estados divididos en tres regiones Norte (Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas), Centro-Bajío (DF, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos y Tlaxcala) y Sur (Tabasco y Yucatán). En el informe se detalla que el Estado de México tiene el mayor número de feminicidios con 94 casos, le sigue Sinaloa con 56 y Jalisco con 51. Los estados con mayor número de mujeres y niñas asesinadas por discriminación y odio, se dio en Morelos con 4.6%, Sinaloa con 4.2% y Chihuahua con 2.3%.

La mayoría son mujeres entre 21 y 40 años de edad (45%).

Se señala que las mujeres son víctimas de sus parejas íntimas en 22% y por algún familiar en 11%. El Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio insta a las autoridades de los tres niveles de gobierno y de los tres ámbitos de aplicación a tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

El OCNF aseguró que es urgente que mediante el Sistema Nacional consolidado a través de la Ley General de Acceso a las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, se modifique el apartado referente a asesinato de mujeres, y se conforme un Banco de Datos Nacional de Feminicidio, que incluya variables completas sobre el crimen, con el objeto de diseñar acciones y políticas que erradiquen este grave problema.

Las raíces de esta guerra están dentro de las casas


Esther Chávez Cano, fundadora de "Casa Amiga" recuerda la tarde de 1996 en que llevó al reportero a conocer a la familia de una de las primeras muertas de Juárez: Te dije que esa impunidad iba a convertir a esta ciudad en un horror. Le pesa a Esther haber tenido razón: No le veo el final a esta guerra; no sé cómo la van a ganar. A sus 74 años, merecedora del Premio Nacional de Derechos Humanos hace unos meses, a Esther no le queda mucho de qué impresionarse. Por sus manos han pasado, literalmente, cientos si no miles de mujeres ultrajadas, reinas de los moretones. Por su Casa Amiga, ahora un edificio hermoso construido ex profeso, conseguido por ella a fuerza de terquedad, pasaron en el terrible 2008 de Ciudad Juárez casi 7 mil 500 mujeres víctimas de violencia doméstica. Fueron atendidas por una veintena de profesionales y 60 voluntarios. Las raíces de esta guerra están dentro de las casas, dice Esther, empeñada en que la matanza de todos los días no le nuble el coraje: No me quiero acostumbrar a los muertos, no lo haré.

Y pasa a narrar los casos espeluznantes que siempre tiene sobre la mesa, las raíces de esta guerra: como el de un niño de 10 años, a quien su padre y su tío hicieron alcohólico. O el de un violador que fue detenido, tras 12 años prófugo, sólo después de que ella informó a las autoridades dónde encontrarlo. “Un procurador me llegó a decir: ‘Esthercita, cuando encuentre a ese José me avisa’.” Hace ya tres años que la Casa Amiga no atiende sólo a mujeres. Tiene ahora un programa para adolescentes problema: talleres que desde un enfoque de género abordan la violencia doméstica, el abuso sexual y los derechos sexuales y reproductivos. El programa comenzó porque la orientadora de una escuela secundaria cercana no sabía qué hacer con los alumnos violentos. Se ha extendido a otras escuelas y a muchachos que llegan por su cuenta. Los chavos llegan huraños, pero los talleres han resultado tan exitosos que muchos regresan a colaborar de voluntarios.

Les pedimos, por ejemplo, que nos traigan recortes de periódico con las noticias sobre violencia que les llamen la atención, y nos traen el periódico entero, dice la sicóloga Lydia Cordero.

–¿Les preguntan quienes han usado un arma?

–La mayoría de los hombres saben cómo funciona un arma, se las comparten en la escuela.

–Y cuando les preguntan quiénes han presenciado un hecho violento, ¿cuántos levantan la mano?

–Todos.

Al principio de los talleres, dice Cordero, los jóvenes hablan de pandillas, asaltos y balaceras, como si hablaran de ir por un helado. Les parece algo absolutamente normal. Hacia el final de los talleres, ocho de cada 10 muchachos han aprendido que la violencia no es parte de la naturaleza. Vuelve a la palabra Esther, sobre los más jóvenes: “¿Qué generación va a resultar de esta matanza? ¿Qué va a ser de los huérfanos del narco? Aunque esto se arregle, esta generación ya viene dañada”.

¿Juárez es una ciudad sin ley?, se pregunta a Esther, la víspera de su quimioterapia, porque ahora libra ahora su personal guerra contra un cáncer que no le quita las ganas de construir otra casa y un refugio para niños abandonados.

¿Ciudad sin ley?, se repregunta Esther. ¿Pues cuándo la ha habido?

Estadisticas de Mujeres Marzo, 2009


Las mujeres mexicanas que, al igual que sus parejas varones, participan en actividades económicas, llegan a trabajar hasta 25 horas más que ellos por las labores domésticas que realizan, divulgó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a propósito del Día Internacional de la Mujer. Además, aunque sólo 42 por ciento de las mujeres forman parte del mercado laboral, en quince años se duplicó el número de hogares con jefatura femenina al pasar de 2.8 a 5.7 millones entre 1990 y 2005. La cifra equivale a 23 por ciento de los 24.8 millones de hogares que existen en el país, aunque hay regiones dónde el porcentaje se eleva, como es el caso del Distrito Federal, donde casi la tercera parte de los hogares están encabezados por una mujer; la misma situación se repite para los 6.1 hogares con ancianos.

También creció el número de mexicanas residentes en Estados Unidos al pasar de 3 a 5.2 millones, de las cuales 72.2 por ciento tienen entre 15 y 49 años de edad; 20.5 por ciento más de 50 años y el restante 7.3 por ciento corresponde a menores de 14 años. El INEGI precisa que la población actual del país asciende a 107.6 millones, de los cuales 50.9 por ciento son mujeres, lo que significa que hay 100 mujeres por cada 97 hombres.

Si bien 78 de cada cien hombres participan en actividades domésticas, sólo una tercera parte de los 36 millones de varones mayores de 14 años desempeñan el papel de proveedores del hogar sin realizar ninguna labor doméstica. Mientras, 44 por ciento de las mujeres realiza trabajo doméstico sin remuneración alguna a cambio. Las mujeres que participan en los quehaceres domésticos de su propio hogar representan 96.1 por ciento, en tanto los hombres lo hacen en 58.1 por ciento, señala el instituto. Sólo entre los hombres más jóvenes hay una mayor participación en las tareas domésticas. En el hogar, los hombres trabajan 15 horas en contraste con las 54 horas de las mujeres (más que la jornada extradoméstica de los varones). Así que los hombres trabajan en total 67 horas por semana y las mujeres 92, una diferencia de 25 horas.

Aún así, la esperanza de vida para la población femenina supera a la de los hombres: para este año se calcula que el promedio general será de 75.3 años, pero en las mujeres se eleva hasta 77.6 años y en los hombres se ubica en 72.9 años. De hecho, ocurren 128 defunciones de hombres por cada 100 de mujeres, pero la proporción se dispara a 272 muertes masculinas por cada centenar de femeninas en el caso de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad.

8 DE MARZO DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER

lunes, marzo 02, 2009

México a juicio por falta de actuación frente al feminicidio de Ciudad Juárez

MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS)

El Estado de México será juzgado en abril, 2009 ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la presunta impunidad, falta de investigación y de actuación frente a los asesinatos de mujeres que se llevan cometiendo en la localidad mexicana de Ciudad Juárez en la última década, la mayoría de los cuales no conoce una respuesta policial y judicial de acuerdo con la gravedad del caso. El juicio tendrá lugar en Santiago (Chile) entre el 27 y el 30 de abril. Los abogados mexicanos Karla Micheel Salas y David Peña se encargarán de la acusación en un proceso que sólo se centrará en los casos de tres mujeres asesinadas, pero para el letrado Emilio Ginés, asesor de los dos anteriores, "se va a juzgar un tema general, el de más de 1.000 mujeres muertas".

En una entrevista concedida a Europa Press, Ginés explicó que la acusación solicitará a la CIDH que se declare la "responsabilidad internacional" del Estado mexicano "por la impunidad, la falta de investigación, el feminicidio y la violencia de género" en Ciudad Juárez, situada en el estado de Chihuahua. "La falta de actuación da cobertura para que se sigan produciendo estos crímenes", alertó. Salas y Peña representan a las familias de tres víctimas de conocido como feminicidio del Campo Algodonero, ocurrido en el año 2001. En total, fueron ocho los cadáveres encontrados en este lugar, una zona de trabajo situada a las afueras de Ciudad Juárez, pero cinco de los cuerpos no fueron identificados.

En palabras de Ginés, el feminicidio que se comete día a día en esta localidad mexicana está dirigido contra mujeres jóvenes trabajadoras, pero no existe un patrón común en todos los asesinatos. Muchos cuerpos aparecen desfigurados a modo de ritual, otros parecen un mensaje de advertencia a las mujeres por el mero hecho de trabajar. En cualquier caso, se trata de una violencia brutal: normalmente las víctimas son torturadas y violadas y sus cuerpos son enterrados, por lo que muchos restos no aparecen nunca. En la mayoría de los casos, los asesinatos o desapariciones no se investigan, no se recogen pruebas, y las pruebas que pueden recabarse se pierden o son manipuladas. A juicio de Ginés, "existe un manto protector hacia los asesinos" y las familias no tienen "ninguna protección".

"INGOBERNABILIDAD" Y ESTEREOTIPOS DE GÉNERO

Así lo manifiesta Marisela Ortiz Rivera, de la asociación 'Nuestras Hijas de Regreso a Casa'. En una carta remitida al Ginés, Ortiz asegura que "la ingobernabilidad y el terror han hecho presa de la población en todo el estado de Chihuahua". En este sentido, habla de "secuestros a empresarios, cierre de negocios, extorsiones a ciudadanos ordinarios, asaltos a mano armada, desapariciones de jóvenes mujeres, ejecuciones del crimen organizado y el pago de impuestos". "No existe una persona que no haya sufrido la acción del hampa (...) Nadie confía en las autoridades formales, mucho menos en los cuerpos policiacos", añade.

El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), ONG con estatus consultivo ante la Organización de Estados Americanos (OEA), ha pedido también a la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos que ordene tomar las medidas necesarias para erradicar los estereotipos de género, "en concepto de inferioridad y subordinación", que son "la causa de la discriminación y la violencia contra las mujeres de Ciudad Juárez". Por todo ello, el abogado español consideró que aunque la CIDH juzgue al Estado de Méxicano por sólo tres casos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, "se juzga también todo un gran problema" cuya sentencia podría tener efecto en toda América Latina. Ante el incremento de la violencia y asesinatos a lo largo de 2008 en Ciudad Juárez, Ginés indicó que fue invitado el pasado agosto como experto a participar en una misión internacional de la Organización Mundial contra la Tortura. Las conclusiones de la misión fueron presentadas en septiembre ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington. De acuerdo con estas conclusiones, en Ciudad Juárez se ha reanudado el feminicidio casi ritual que asoló la ciudad en años precedentes. Se calcula que más de 1.000 mujeres fueron violadas, torturadas, asesinadas y hechas desaparecer.

Tras conocer el informe de la misión internacional, la Comisión envió el caso a la CIDH, que finalmente juzgará al Estado mexicano. La decisión de celebrar el juicio en Santiago y no en San José de Costa Rica, donde se encuentra la Corte, se debe, según explicó Ginés a Europa Press, al escaso espacio de que se dispone en la sede y a que los jueces han preferido alejar geográficamente este proceso del país donde ocurrieron los hechos ante posibles amenazas o injerencias.

REPARACIÓN DE LAS FAMILIAS

Ginés se mostró confiado en que la CIDH emitirá una sentencia condenatoria. La acusación pide una reparación total de las familias de las víctimas, pero no sólo económica, sino con la detención de los culpables. Para ello, reclama que la Procuraduría federal (Fiscalía) sea la que se encargue de estos casos, y no las procuradurías estatales, que pueden estar más influidas por el crimen organizado. La acusación insta a México a que investigue las denuncias existentes de las familias de las víctimas, que sufren amenazas, hostigamiento y persecución, y que proceda a la dignificación de la memoria de todas las mujeres asesinadas. Como jurista, el abogado español opina que "el juicio contra México está claro", por lo que pidió que el Ejecutivo de Felipe Calderón "se tome en serio" la sentencia. "El Gobierno tendrá que acometer un cambio estructural muy importante si hay sentencia condenatoria", añadió.

Emilio Ginés, miembro del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT), y Héctor Fáundez, catedrático de Derecho Internacional y abogado experto en materia de Derechos Humanos, serán los dos letrados que asesoren a Karla Micheel Salas y David Peña en el juicio. Este caso, destacó Ginés, ha generado una gran expectación en todo el mundo y ha atraído a numerosas organizaciones que estarán presentes en la sala. Así, asistirán representantes de la Unión de Abogados Europeos, el Colegio de Abogados de Europa, la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (ADADE), la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados (UIBA), así como del Consejo General de la Abogacía Española, entre otros. Según Ginés, los crímenes que se cometen en Ciudad Juárez son, por sus características, son "crímenes de lesa Humanidad", por lo cual la sentencia de la CIDH constituirá un caso paradigmático que sentará un "precedente jurídico, afectando a toda la sociedad internacional y a sus tribunales". Así, afirmó que la sentencia tendrá efecto en toda Latinoamérica y también en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, ya que existe "intercambio de jurisprudencia".