La historia comienza seguramente mucho tiempo atrás pero el
primero de agosto del 2007 la señora
Dolores Tarin se presentó en la Unidad de Atención Temprana de la Procuraduría General de Justicia del Estado de
Chihuahua a denunciar a su
ex pareja Héctor Gabriel Rábago Andrade. Lo acusó de violencia familiar y amenazas de muerte. Su caso, indebidamente, fue remitido al Centro de Justicia Alternativa, instancia conciliadora en el nuevo Sistema de Justicia Penal. Francisco J. Urrutia, facilitador del Centro de Justicia Alternativa,
celebró un convenio en el cual el agresor se compromete a no agredir a Dolores de ese día en adelante, a no causar dificultades y a llevar una relación de respeto y evitar agresión física o verbal.
Al día siguiente
el 2 de agosto Dolores fue remitida a la Unidad de Atención a Víctimas del Delito ahí la entrevistó la psicóloga Karla Muñoz. Según el reporte psicológico, Dolores se presentó a la entrevista con fuerte estado de angustia, llanto, estrés, nerviosismo y temor por su integridad física y la de su familia. Dolores declara queel 23 de julio Héctor Gabriel fue a buscarla a su negocio y en compañía de unos individuos le quebraron los vidrios. Ella llamó a la Policía Municipal y los agentes que acudieron sólo calmaron al hombre. El informe de la psicóloga también indica que cuando se desarrollaba el proceso que culminó con el convenio en el Centro de Justicia Alternativa, Héctor Gabriel la volvió a amenzar de muerte.
El
6 de septiembre del 2007 dos hombres, quienes simularon buscar trabajo, llegaron a las oficinas de Dolores. Al confirmar que se encontraba sola, regresaron de inmediato con una solicitud de empleo que llenaron con datos falsos. Alejandro Alfonso, menor de edad, se encargó de vigilar. Cuando Dolores entrevistaba al menor de edad, el otro hombre, Leonardo Alfonso Luna Ochoa, le pidió permiso para asomarse por la ventana, argumentando que había dejado su vehículo mal estacionado, circunstancia que aprovechó para colocarse atrás de la mujer. El hombre tomó a Dolores de los cabellos y le
enterró un cuchillo en la espalda. Intentó sacarlo para continuar apuñalando a su víctima. Sin embargo, el mango del arma se quebró y no pudo accionarlo de nuevo. Tomó del escritorio una figura decorativa y la estrelló en repetidas ocasiones en la cara y cabeza de Dolores.En esos momentos llegó al lugar el hermano de Dolores, acompañado de cuatro empleados, lo que alertó a los agresores, quienes salieron huyendo. Como pudo, la mujer llegó a las escaleras y le pidió a su hermano que detuvieran a sus agresores.
En su primera declaración en el hospital, antes de entrar al quirófano, Dolores señaló que sus agresores fueron enviados por su ex pareja para cumplir la amenaza de muerte. También los delincuentes, en su primera declaración ante la Policía Municipal, dijeron que fueron contratados para matar a Dolores.
El menor fue liberado por un error del nuevo Sistema de Justicia Penal, en virtud de que en el catálogo de delitos por los cuales los menores de edad pueden estar en prisión preventiva
no se contempla la tentativa de homicidio, situación que ya fue subsanada con una reforma legislativa.
La defensa de Leonardo Alfonso Luna pretendía obtener la sujeción a proceso (que le dictaran el auto de formal prisión) por
el delito de lesiones tratando de librarse de entrar a proceso enfrentando
tentativa de homicidio calificado basada en la alevosía, ventaja y remuneración.