lunes, noviembre 23, 2009

Opera impunemente red de explotación sexual a mujeres en la zona centro

Orizaba, Ver.- La libertad con la que trabaja una presunta red de explotación sexual en la zona centro del estado parece indicar que hay complicidad tanto de las autoridades judiciales como de las municipales e incluso sanitarias. Esta red podría estar vinculada con la desaparición de jóvenes de diversos municipios de la zona, las que son llevadas a otras entidades federativas para someterlas al trabajo sexual.

En la zona centro, revela Jairo Guarneros Sosa, integrante del colectivo feminista Cihuatlahtolli, se ha detectado el arribo de mujeres provenientes de otras partes del país para ser explotadas sexualmente. Tenemos datos aportados por algunas de ellas que indican un sometimiento sexual, bajo amenazas”, según apunta. Explicó que muchas de las mujeres que trabajan en la actividad sexual son “enganchadas” con ofertas económicas tentadoras, “pero nunca les explican que serán explotadas sexualmente”.

Cuando ellas descubren cuál va a ser actividad, de inmediato son sometidas por los enganchadores, quienes además de amenazarlas con golpearlas, les advierten de consecuencias para sus familias. “Están muy bien organizados, no sólo se dedican a la explotación sexual, sino que además investigan a quienes enganchan para poder obligarlas a que sigan trabajando”.

Este grupo de trabajadoras sexuales son incluso transportadas en un vehículo desde el lugar en donde están hospedadas hasta el lugar donde trabajan, posteriormente, por la tarde-noche, regresan por ellas para de nuevo llevarlas a donde viven. No tiene día de descanso, no sabemos si son valoradas médicamente, ni ellas mismas saben cuál es su estado de salud. Ahora bien, el centro de trabajo de este grupo de mujeres, según se conoció, son dos mesones que existen en el centro de la ciudad. Ahí a plena luz del día, las mujeres, sin salir del interior de estos inmuebles, ofrecen sus servicios. Faldas cortas de colores llamativos, blusas sumamente escotadas y zapatos altos son las caracterizaciones que diferencia a estas mujeres del resto de la población que ahí se mueve.

Lo curioso de esto, mencionó, es que están a la vista de todo mundo. “Todos sabemos cómo es que llegaron ahí y la autoridad municipal, la judicial e incluso la sanitaria no hacen nada por regular esta actividad. El pretexto que se interpone es que debe haber denuncia para poder proceder y definir responsables. Pero en caso de proceder, seguramente se va a detener a las mujeres que han sido sometidas y obligadas al trabajado sexual y no a quienes en verdad las obligan a laborar en esas condiciones”.

Todo indica que esa misma red de explotación sexual, asentada en los estados de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, aplica la misma técnica. “Por ejemplo, tenemos el caso de una menor de edad, originaria del municipio de Rafael Delgado, ella desapareció de su casa y hasta meses después fue localizada en un municipio de Tlaxcala. Cuando ella fue rescatada a incluso atendida por nosotros, nos reveló que aquí fue enganchada, la llevaron a Tlaxcala. Ahí fue obligada a la explotación sexual. Por fortuna ella pudo escapar, se trasladó a las autoridades en aquel estado quienes contactaron a sus familiares en Rafael Delgado para recuperarla. Actualmente ella está bajo tratamiento psicológico y además tiene la ayuda de nuestra organización. Pero lo sorprendente de este es que de todo este tipo de casos muchas organizaciones sabemos de su existencia y todo indica que las autoridades que están inmersas en su prevención, pues dicen desconocerlo o al menos que también estén implicados”.

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